lunes, 25 de marzo de 2013

Un mensaje traído del mismo Cielo...

Leamos del Evangelio según San Mateo algunos versículos, mismos que están en el capítulo 4:

4:13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,
4:14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
4:15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles;
4:16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
El Señor Jesús, al ver la condición del ser humano,  y al darse cuenta de que por sí mismo no puede hacer nada para cambiar su triste condición, lanza este mensaje, el de arrepentimiento, sabiendo que, de hacer caso a éste, el hombre puede alcanzar la salvación de su alma; conociendo que posterior al arrepentimiento viene la fe en su Nombre, Nuestro Señor viene del Cielo a traer este mensaje. 
Todo lo contrario a lo que hoy día se predica en varias religiones, en donde a las personas se les habla de prosperidad, de ser hijos del gran rey, haciendo con esto que las personas vivan en un tremendo engaño.
¿Cuál sería la reflexión? Simple, cada vez que tengas la oportunidad de predicar el Evangelio de Nuestro Señor, no olvides hablar de la importancia de arrepentirse; finalmente fue un mensaje que el Señor predicó y el cual encomendó a su Iglesia.

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