Isaías 9:6

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz".

Efesios 2:8

"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios"

Salmos 19:1

"Los cielos cuentan la gloria de Dios,Y el firmamento anuncia la obra de sus manos."

Juan 6:68

"Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna".

Apocalípsis 1:8

"Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso".

jueves, 26 de abril de 2018

El camino a la madurez: el dolor

El Camino Arduo a la Madurez

Aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas, pa ra que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo. —1 Pedro 1:6-7

Un día mientras almorzaba con un exitoso hombre de negocios, el tema de la sabiduría surgía a cada rato en la conversación. En un momento le pregunté: «¿Cómo puede una persona obtener sabiduría? Lo dije porque siempre se habla de ser hombres de sabiduría, pero pocos hablan acerca de cómo obtenerla».

Su respuesta fue directa y al punto: «El dolor».

Hice una pausa y lo miré a los ojos. No conocía toda su vida, pero con esa respuesta supe que esa palabra no era solo algo teórico. El dolor y él se conocían muy bien. Después de escuchar lo que había estado sufriendo en meses recientes, le dije que notaba que había estado tanto tiempo en el crisol que seguramente ya tendría un doctorado en sabiduría. Le mencioné un par de versículos del primer capítulo de Santiago: «Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada» (vv.2-4).

¿No son esas palabras increíbles? Y más importante aún, son absolutamente verdaderas. Al convivir con las pruebas de la vida y las tentaciones; al permitirles que entren a nuestro mundo privado y que generen la peculiar cualidad de la perseverancia, nos convertimos en personas con un carácter maduro. No existen atajos, no hay tal cosa como una perseverancia instantánea. El dolor causado por las interrupciones, las decepciones, la pérdida, el fracaso, los accidentes y la enfermedad son parte del arduo y largo camino a la madurez, la cual nos lleva la sabiduría. No hay otro camino.

- Charles R. Swindoll

miércoles, 11 de abril de 2018

El Discípulo No Está Por Encima De Su Maestro


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Mateo 10:24 Una reflexión sobre el pasaje

El discípulo es un aprendiz – aprendiz no solamente de la verdad del Señor, sino también de Su humildad. Tiene que seguir a su Maestro tanto en la doctrina como en el sufrimiento. Debe estar siempre a los pies de su Maestro, y nunca en un lugar superior. Así que el verdadero discípulo descubre que para seguir, siempre tiene que descender, puesto que su Maestro es la misma humildad.

«Se despojó a sí mismo» (Filipenses 2:7) – Se humilló. Y el discípulo no debe buscar para sí mismo cualquier cosa que es más de lo que su Maestro buscó para sí mismo. «Bástale al discípulo llegar a ser como su maestro, y al criado como su amo» (Mateo 10:25). El Maestro estaba en medio de nosotros como el que servía. Aunque fue Señor de todos, tomó Su lugar como siervo. Y como tal Él glorificó a Su Padre. Y es como tal que nosotros, también, debemos glorificar a nuestro Señor.

¡Oh, quién tuviera este espíritu de abnegación, este sentir que hubo también en Cristo Jesús! No le podemos seguir de verdad hasta que sepamos lo que es dejar a un lado a nosotros mismos. «…Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame» (Mateo 16:24). Este negarse a sí mismo no es la meta, sino la condición de seguir al Maestro.

Por Evan Hopkins

Hermoso salmo de acción de gracias de David

Alabar a Dios en todo tiempo...
Hola qué tal, un gusto poder saludarles, ya desde hace un buen tiempo no lo hacía pero gracias a Dios ya estamos nuevamente por acá.

Quiero compartirles que anoche mientras leía en 1a Crónicas el pasaje en el que se describe cómo David instruye a los levitas para trasportar el Arca de Dios y llevarla a su tienda, se me hizo muy precioso el salmo de acción de gracias (capítulo 16) en el que David abre totalmente su corazón y expresa de una manera hermosa las maravillas de Dios, nos recuerda las cosas que desde el Éxodo hizo con su pueblo, cómo los protegió, cómo los veía como un pueblo muy amado por Él, cómo fue tan cuidadoso para dirigirlos, sustentarlos y no fallarles en lo que les había prometido.

Realmente se puede ver el gozo de David, su amor por Dios, la verdad no tengo palabras que alcancen a explicar lo que en mí produce el leer esta hermosa porción de la Escritura, y finalmente todo esto me lleva a considerar que esto mismo debe haber en mí, este gozo, este amor por mi Dios, maravilloso Dios que no me pagó conforme a mis pecados, si no que me amó y prolongó su misericordia, ¡y me salvó, y me limpió de todo mi pecado!, ¿cómo no expresar y tener en mi corazón las palabras de David?

Amado hermano, amada hermana, ¡alabemos a nuestro Dios en todo tiempo! ¡Él es muy fiel, no ha cambiado! Así como le ofreció a su pueblo meterlo en la tierra prometida, así a nosotros nos ha prometido estar con Él en su cielo, ¿lo cumplirá? ¡Claro, tengamos esto por cierto y por verdad! Solo que, debemos mantenernos fieles, santos, viviendo como Él nos pide.

Te dejo una porción de este salmo, pero te invito a que lo leas completo, ¡sé que te será de grande bendición!

"Cantad a Jehová toda la tierra,
Proclamad de día en día su salvación.
24 Cantad entre las gentes su gloria,
Y en todos los pueblos sus maravillas.
25 Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza,
Y de ser temido sobre todos los dioses.
26 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;
Mas Jehová hizo los cielos". 1 Crónicas 16:23-26


Hasta pronto, que Dios te guarde...