miércoles, 24 de abril de 2013

Perseverar en la enseñanza a los niños


Creo que en cada grupo de los niños en la escuela dominical hay algunos que nos parece que no cambian a pesar de todo lo que intentamos hacer, a pesar de todo el esfuerzo y todo nuestro amor por ellos. Pero Dios puede cambiar todo tan radicalmente que a nosotros nos queda solo sorprendernos. Dios puede tocar el corazon del niño mas terrible, que a nadie le hacia caso, en el momento mas inesperado...
Perseverar

Una joven maestra de una escuela dominical, reunía cada semana a los niños de uno de los barrios más pobres de una ciudad industrial de Escocia. Ella lo hacía con todo su corazón.
Entre los niños que asistían el domingo, Bob era verdaderamente el más turbulento e indisciplinado; era imposible llevar a cabo una actividad con él.
Después de soportarlo mucho, de haber intentado todo y sin saber qué más hacer, la joven maestra decidió despedir a Bob y prohibirle definitivamente la entrada a las clases bíblicas.
Un creyente amigo de la joven, que estaba enterado de lo que sucedía, intervino en favor de Bob y consiguió que la maestra le permitiera asistir una vez más, la última, a la clase del domingo siguiente.
Bob, ese día, aunque tenía una apariencia tan dura, fue tocado por el mensaje de la gracia. En él se operó un rápido cambio y, al cabo de algunas semanas, se convirtió en el alumno más asiduo y atento del grupo.
Pasó el tiempo y Robert Morrison — pues se trataba de él — se sintió llamado por Dios a servir como misionero en China. Este siervo de Dios tradujo la Biblia a ese idioma tan complicado para nosotros y fue así el medio escogido por Dios para llevar su Palabra a toda esa vasta parte del mundo.
“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás... Como tú no sabes cuál es el camino del viento... así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno” (Eclesiastés 11:1, 5-6).

1 comentarios:

  1. Ojalá que tuvieramos esa visión para con nuestros niños de escuela dominical, ojalá que lucharamos por ellos en oración así como lo hacemos por los adultos; que Dios nos conceda ver su Gracia operando en nuestros niños...

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