"Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe". Hebreos 11:7
Hoy de camino al trabajo leía este pasaje, que sabemos viene en ese hermoso capítulo 11 del libro a los Hebreos que habla de la fe que debe haber en una persona para alcanzar lo prometido por Dios, pero me detuve un instante y pude entender algo más: debo salvar mi casa.
Amado hermano y hermana en Cristo que has tenido la bendición de tener hijos (uno, dos, cinco, no sé cuántos), ciertamente esta porción de la Escritura nos insta a tener fe en Nuestro Señor, estoy de acuerdo, pero si nos centramos en el verso que escribo al inicio, nos daremos cuenta de varias cosas.
1 - Noé fue advertido de cosas que sucederían; tu y yo sabemos qué sucedió después: el diluvio que destruyó a todo ser humano que no estaba con Noé en el arca.
2 - Noé, al estar enterado de lo que pasaría, con temor preparó el arca que brindaría protección para sí y para los suyos, no se detuvo a considerar si lo anunciado por Dios realmente sucedería o no, le creyó a Dios y se dispuso a trabajar.
Ahora te explico lo que yo entendí al leer el verso:
1 - El Señor Jesús nos dejó serias advertencias de lo que sucedería en los tiempos finales (podemos leer Mateo 24, por darte un ejemplo) y sabemos que nos ha tocado vivir precisamente esos tiempos; por todos lados vemos violencia, destrucción, el ser humano pervirtiéndose más, los hijos son dejados al olvido, Dios brilla por su ausencia en los hogares, ciudades, países; ¡no hay quien busque a Dios!, y esas advertencias son muy serias hermano(a), no caigamos en el error de minimizarlas.
2 - Debemos proceder igual que Noé; con temor debemos actuar para salvar nuestra casa; no hermano(a), ya no debemos construir un arca, para nosotros el arca es Cristo, ¿podrías construir una mejor? ¡Claro que no! Pero debemos andar con mucho temor, cuidando a nuestros hijos, instruyéndoles, encaminándoles a Jesús, confiando, perseverando, creyendo, TENIENDO FE. La obra es de su Santo Espíritu, nosotros no podemos convertir a nuestros hijos, pero en lo que nos toca, debemos perseverar en el temor del Señor.
Que Dios nos ayude hermano(a), te mando un fuerte abrazo en el amor del Señor.
¡Saludos!
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